viernes, 17 de mayo de 2013

SOLTERONAS/ES O HERMANAS/OS

El mensaje dirigido por el papa Francisco a la Unión de Superioras Mayores en su reunión en Roma ha suscitado un notable interés en los medios de comunicación debido a una afirmación que se convirtió rápidamente en el título de muchas noticias: “¡Sean madres, no solteronas!”. 

Desafortunadamente los periodistas no han captado que la invocación del papa tiene su contexto en un discurso muy cariñoso y de aprecio a la vida religiosa femenina. El adjetivo solterona (definido escuetamente por la Real Academia: Entrada en años y que no se ha casado) alcanza en la mente del hablante español una serie de significados que van desde la mujer amargada que nunca disfrutó del lecho matrimonial ni la maternidad hasta la tía buena que teje bufandas y cría canarios. A nivel parroquial muchas solteronas tienen su lugar en los primeros reclinatorios del templo, arreglan las flores en los altares y visten santos (al menos en el Perú quedarse solterona tuvo un sinónimo en la expresión “se quedó para vestir santos”) Muchas de ellas son las incondicionales de la autoridad sacerdotal y celebran cumpleaños y aniversarios de ordenación como si fueran memorias obligadas. 

No estoy hablando aquí de aquellas mujeres solteras que son una verdadera fuerza apostólica en la vida parroquial por su contribución en los consejos pastorales, la toma de decisiones y sus habilidades sociales, a ellas no llamaríamos solteronas de sacristía sino más bien mujeres de Iglesia que no se casaron u optaron por no llevar una vida conyugal. 

Ya que estoy involucrado en la predicación de retiros en los que la mayoría de las participantes son religiosas y varias veces ha pasado por mi mente hacer hincapié en que la vida consagrada fácilmente puede convertirse en una alianza de personas solteras aparentemente muy atareadas, me siento invitado a señalar diez diferencias entre lo que entiendo por solterona y mi percepción de la vida religiosa contemporánea auténtica; vale la aclaración de que todo lo que viene a continuación es perfectamente aplicable a los religiosos varones a quienes también se les puede exhortar “sean espiritualmente fecundos, no solterones”:

 1. La solterona está enojada con la vida; determinada por la sociedad a encontrar realización solamente en la vida matrimonial, va por la vida censurando y condenando. La mujer consagrada acepta la realidad de la vida como es, es crítica de los valores pero disfruta de la vida y trabaja para el Reino. 

2. La solterona no acepta los cambios porque prefiere un mundo pequeño conocido y seguro. La religiosa promueve los cambios necesarios, experimenta con las novedades que traen tiempos nuevos y está lista para pagar el precio de salir de las certezas de ayer.

 3. La solterona nace de una frustración; la vocación religiosa nace de un encuentro con la persona de Jesús que arrasa cualquier otro proyecto. 

4. El círculo de relaciones de la solterona es muy estrecho (la parroquia, sus mascotas, sus viejas amistades); las religiosas se desenvuelven en redes amplias de potencial espiritual, proyectos de transformación, grupos heterogéneos sin límites fijos. 

5. Las solteronas son fuente de información de asuntos del pasado (recetas de la abuela, puntos de tejido, cómo era la Iglesia cuando todos llenábamos los templos); la religiosa contemporánea mira hacia el futuro, tiene visión para soñar con los ajustes que exige la historia, son fuente de información sobre los sueños del Reino. 

6. Las solteronas cuidan al gato, tiestos de plantas o en el mejor de los casos de un sobrino; las religiosas están llamadas a cuidar de la creación, a tomar en serio la defensa de la vida y se ubican estratégicamente donde la vida padece disminución.

7. Las solteronas pueden convertirse en brujas, seres negativos que traman dañar al mundo que las irrita cada vez más; las consagradas pueden convertirse en místicas, profetisas y lideresas, acogen al mundo con un corazón amplio y generoso.

8. La religiosidad de las solteronas se apoya en sus imágenes controlables con oraciones escritas por otro y rituales establecidos; la espiritualidad de las religiosas debe ser individual con apertura a lo cósmico, un Dios siempre por descubrir. 

9. Las solteronas son esclavas domesticadas de la vida parroquial, escuderas de los caballeros eclesiásticos dispuestas a sacrificarse en los flancos posteriores de su guerra contra el mundo; las religiosas son llamadas a un protagonismo propio, a imagen de santas como Teresa, Catalina o Edith, no necesitan varones que las inspiren o fortalezcan, conocen el límite de sus fuerzas pero no se someten al servilismo eclesial.

10. Las solteronas llevan las huellas de una vida sexual frustrada (la histeria, las manías, la autosatisfacción); las religiosas han hecho la paz con sus pulsiones sexuales y viven vidas gratificantes y satisfechas en una vida espiritual rica y un apostolado fecundo.


                                                                                       HUGO CÁCERES


NECESITADOS DE SALVACION

JOSE ANTONIO PAGOLA

El Espíritu Santo de Dios no es propiedad de la Iglesia. No pertenece en exclusiva a las religiones. Hemos de invocar su venida al mundo entero tan necesitado de salvación.

Ven Espíritu creador de Dios. En tu mundo no hay paz. Tus hijos e hijas se matan de manera ciega y cruel. No sabemos resolver nuestros conflictos sin acudir a la fuerza destructora de las armas. Nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo ensangrentado por las guerras. Despierta en nosotros el respeto a todo ser humano. Haznos constructores de paz. No nos abandones al poder del mal.

Ven Espíritu liberador de Dios. Muchos de tus hijos e hijas vivimos esclavos del dinero. Atrapados por un sistema que nos impide caminar juntos hacia un mundo más humano. Los poderosos son cada vez más ricos, los débiles cada vez más pobres. Libera en nosotros la fuerza para trabajar por un mundo más justo. Haznos más responsables y solidarios. No nos dejes en manos de nuestro egoísmo.

Ven Espíritu renovador de Dios. La humanidad está rota y fragmentada. Una minoría de tus hijos e hijas disfrutamos de un bienestar que nos está deshumanizando cada vez más. Una mayoría inmensa muere de hambre, miseria y desnutrición. Entre nosotros crece la desigualdad y la exclusión social. Despierta en nosotros la compasión que lucha por la justicia. Enséñanos a defender siempre a los últimos. No nos dejes vivir con un corazón enfermo.

Ven Espíritu consolador de Dios. Muchos de tus hijos e hijas viven sin conocer el amor, el hogar o la amistad. Otros caminan perdidos y sin esperanza. No conocen una vida digna, solo la incertidumbre, el miedo o la depresión. Reaviva en nosotros la atención a los que viven sufriendo. Enséñanos a estar más cerca de quienes están más solos. Cúranos de la indiferencia.

Ven Espíritu bueno de Dios. Muchos de tus hijos e hijas no conocen tu amor ni tu misericordia. Se alejan de Ti porque te tienen miedo. Nuestros jóvenes ya no saben hablar contigo. Tu nombre se va borrando en las conciencias. Despierta en nosotros la fe y la confianza en Ti. Haznos portadores de tu Buena Noticia. No nos dejes huérfanos.

Ven Espíritu vivificador de Dios. Tus hijos e hijas no sabemos cuidar la vida. No acertamos a progresar sin destruir, no sabemos crecer sin acaparar. Estamos haciendo de tu mundo un lugar cada vez más inseguro y peligroso. En muchos va creciendo el miedo y se va apagando la esperanza. No sabemos hacia dónde nos dirigimos. Infunde en nosotros tu aliento creador. Haznos caminar hacia una vida más sana. No nos dejes solos. ¡Sálvanos!


ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO

Espíritu Santo, Tú habitas en nuestro corazón y consagras todo lo que es. Haznos tu nueva humanidad.

Eres Dios vivo, en quien creo y en quien espero. Nos humanizas para que podamos comulgar en tu divinidad.

Creo en Ti... Dios que amanece la vida en cada instante.

Creo en Ti... Dios que manifiestas tu poder en la ternura y la fragilidad.

Creo en Ti, Dios amor que te revelas en la mirada franca, en la sonrisa alegre, en las lágrimas y los sollozos, en el silencio y en el abrazo.

Creo en Ti, Dios que te nos muestras en los ojos que sueñan, en el pecho conmovido, en las manos abiertas, en los brazos dispuestos, en el rostro indignado y vivo.

Quiero vivir consciente en tu presencia; en el gozo y en la pena, en el esfuerzo y en el cansancio, en la certeza y en la duda, en las adversidades y en la fiesta, en cada nacimiento y en cada duelo.

Quiero vivir conscientemente este presente que me estás regalando.

Contigo, por Ti y en Ti, quiero ser quien soy.

Te amo y quiero que me muevas a amar libremente a los demás. Te amo y quiero amar con tu amor, a cada criatura y a toda la Creación.

Cuando me irrite, sosiégame. Con quien me exaspere, hazme sentir paciencia y empatía.

Regálame ser don y bendición para la persona con la que me encuentre, a quien ya quiero, concédeme amar en gratuidad, no depender ni pretender poseer.

Que nos dejemos amar y sepamos recibir con gratitud de los demás.

Líbranos de la desconfianza y el miedo. Líbranos de toda dependencia y adicción, de toda mentira y crispación. Cúranos de la ceguera que nos impide darnos cuenta de que nos une la fraternidad.

¡Líbranos de seguir buscando saciar nuestro propio "yo"! ¡Líbranos de la búsqueda compulsiva del confort individual!

Despiértanos para que seamos conscientes de que somos comunidad. Que anhelemos con pasión el bien común. Aviva en cada persona la generosidad para darse y para dar. Que cada quien cuide con esmero de los demás.

Llena de Ti el corazón de toda la humanidad.

Disipa los miedos y desvanece el rencor. Que soñemos con fuerza el reinado de la Vida.

Espíritu Santo, consagra a toda la creación y haznos tu nueva humanidad.

Espíritu Santo: Sé que me habitas y que habito en Ti...

Algunas veces, he llegado a sentirlo, como si fuera más consciente... Algunas veces he vislumbrado comprenderlo, como más lúcidamente... Muchas veces, ni siento, ni entiendo, ni siquiera me acuerdo que estás en mí y que estamos en Ti... Pero creo... creo en Ti, Espíritu Divino de la Creación...

Creo, porque quiero creerle más y más a Jesús, que me reveló tu presencia viva y discreta en todo lo que es... Creo, cada vez más, que no se trata de mí, ni de que yo tenga vida, sino de Ti en todo y de que me regalas ser parte de la Vida.

Por eso; quiero iniciar esta y cada semana, este y cada día, este y cada instante de mi historia; invocándote y evocándote. ¡Acepto feliz que llenes mi cuerpo, mi intelecto, mi afecto, y hasta lo más silencioso de mi espíritu!

Gracias por cada sensación, por cuanto percibo y capto. Gracias por cada sentimiento y cada emoción, por cuanto vivo y expreso. Gracias por cada recuerdo, cada idea, cada momento de comunicación. Gracias por cada rostro que habita en mi corazón. Gracias por el silencio, cada vez más lleno de tu divino amor.

Deseo dejarme mover por tu acción. Deseo fluir, no pasiva ni resignadamente sino confiadamente, atentamente, felizmente.

Deseo liberarme de cualquier necesidad y deseo, desapegarme y soltar, decir "adiós" sin aferrarme pero saber darme y siempre amar.

Te consagro mi ser, y que quiero que llenes a las personas con las que comparto esta historia.

Deseo que reines en toda la creación y que seamos más y más, humanidad consciente de tu amor que une sin fundir, que anima sin someter, que ilumina sin deslumbrar, que da vida dándose y sin dejar de amar.

¡Gracias, Espíritu Santo! ¡Gracias y amén con toda la humanidad!



                                                                                                                  Rogelio Cárdenas

jueves, 16 de mayo de 2013

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A LAS CONSAGRADAS

¡Queridas hermanas!
Estoy muy contento de encontraros hoy y deseo saludar a cada una de vosotras, agradeciéndoos por lo que hacéis para que la vida consagrada sea siempre una luz en el camino de la Iglesia. Queridas hermanas, antes que nada agradezco al querido hermano cardenal João Braz de Aviz, por las palabras que me ha dirigido y también me complace la presencia del Secretario de las Congregaciones. El tema de vuestro congreso me parece particularmente importante para el deber que se os ha confiado: «El servicio de la autoridad según el Evangelio». A la luz de esta expresión quisiera proponeros tres sencillos pensamientos, que dejo a vuestra profundización personal y comunitaria.

1. Jesús, en la Última Cena, se dirige a los Apóstoles con estas palabras: «No me habéis elegido a mí, yo os he elegido a vosotros» (Jn 15, 16), que nos recuerdan a todos, no solo a los sacerdotes, que la vocación es siempre una iniciativa de Dios. Es Cristo el que os ha llamado a seguirlo en la vida consagrada y esto significa realizar continuamente un «éxodo» de vosotras mismas para centrar vuestra existencia en Cristo y en su Evangelio, en la voluntad de Dios, despojándoos de vuestros proyectos, para poder decir con San Pablo: «No soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20)
Este «éxodo» de uno mismo es ponerse en un camino de adoración y de servicio. Un éxodo que nos lleva a un camino de adoración del Señor y de servicio a Él en los hermanos y hermanas. Adorar y servir: dos actitudes que no se pueden separar, sino que deben ir siempre unidas. Adorar al Señor es servir a los demás, no teniendo nada para sí: esto es el «despojarse» de quien ejercita la autoridad. 
Vivid y recordad siempre la centralidad de Cristo, la identidad evangélica de la vida consagrada. Ayudad a vuestras comunidades a vivir el «éxodo» de uno mismo en un camino de adoración y de servicio, sobre todo a través de los tres pilares de vuestra existencia.

La obediencia como escucha de la voluntad de Dios, en la moción interior del Espíritu Santo autentificada por la Iglesia, aceptando que la obediencia pasa también a través de las mediaciones humanas. Recordad que la relación entre la autoridad y la obediencia se coloca en el contexto más amplio del misterio de la Iglesia y constituya una particular actuación de su función mediadora (cfr. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, El servicio de la autoridad y de la obediencia, 12)

La pobreza como superación de todo egoísmo en la lógica del Evangelio que enseña a confiar en la Providencia de Dios. Pobreza como indicación a toda la Iglesia de que no somos nosotros quienes construimos el Reino de Dios, no son los medios humanos los que hacen crecer, sino que es en primer lugar el poder, la gracia del Señor, que actúa a través de nuestra debilidad. «Te basta mi gracia; la fuerza de hecho se manifiesta plenamente en la debilidad», afirma el Apóstol de los gentiles (2 Cor 12,9)
Pobreza que enseña la solidaridad, el compartir y la caridad, y que se expresa también en una sobriedad y gozo de lo esencial para poner en guardia contra los ídolos materiales que ofuscan el sentido auténtico de la vida. Pobreza que se aprende con los humildes, los pobres, los enfermos y todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida. La pobreza teórica no nos sirve. 
La pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre, en los humildes, en los pobres, en los enfermos, en los niños.

Y después la castidad como carisma precioso, que engrandece la libertad del don a Dios y a los demás, con la ternura, la misericordia, la cercanía de Cristo. 
La castidad por el Reino de los Cielos muestra cómo la afectividad tiene su lugar en una libertad madura y se convierte en un signo del mundo futuro, para hacer resplandecer siempre la primacía de Dios. Pero por favor, una castidad «fecunda», una castidad que engendre hijos espirituales en la Iglesia. 
La consagrada es madre, debe ser madre y no «solterona»Perdonadme si hablo así pero es importante esta maternidad en la vida consagrada, esta fecundidad. Que esta alegría de la fecundidad espiritual anime vuestra existencia: sed madres, como figura de María Madre y de la Iglesia Madre. No se puede entender a María sin su maternidad, no se puede entender a la Iglesia sin su maternidad, y vosotras sois iconos de María y de la Iglesia.

2. Un segundo elemento que quisiera subrayar en el ejercicio de la autoridad es el servicio: no debemos olvidar nunca que el verdadero poder a cualquier nivel es el servicio, que tiene su culmen luminoso en la Cruz. Benedicto XVI, con gran sabiduría, recordó muchas veces a la Iglesia que si para el hombre, a menudo, la autoridad es sinónimo de posesión, de dominio, de éxito, para Dios autoridad es siempre sinónimo de servicio, de humildad, de amor; significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina a lavar los pies a los Apóstoles (cfr Angelus, 29 enero 2012), y que dice a sus discípulos: «Sabéis que los que gobiernan las naciones las dominan… no sea así entre vosotros; - precisamente el lema de vuestra asamblea, ¿no? ‘que no sea así entre vosotros’- sino que quien quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y quien quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo» (Mt 20,25-27)
Pensemos en el daño que acarrean al Pueblo de Dios los hombres y mujeres de la Iglesia que quieren hacer carrera, subir, que «usan» al pueblo a la Iglesia, a los hermanos y hermanas- aquellos a quienes deberían servir-, como trampolín para sus propios intereses y las ambiciones personales. Estos hacen un daño grande a la Iglesia.
Que sepáis ejercer siempre la autoridad acompañando, comprendiendo, ayudando, amando; abrazando a todos y todas, especialmente a las personas que se sienten solas, excluidas, áridas, las periferias existenciales del corazón humano. Tengamos la mirada dirigida a la Cruz: allí se coloca toda autoridad en la Iglesia, donde Aquel que es el Señor se hace siervo hasta la entrega total de sí.

3. Finalmente, la eclesialidad como una de las dimensiones constitutivas de la vida consagrada, dimensión que debe ser constantemente retomada y profundizada en la vida. Vuestra vocación es un carisma fundamental para el camino de la Iglesia, y no es posible que una consagrada o un consagrado no «sientan» con la Iglesia. Un «sentir» con la Iglesia, que nos ha engendrado en el Bautismo: un «sentir» con la Iglesia que encuentra su expresión filial en la fidelidad al Magisterio, en la comunión con los Pastores y el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma, signo visible de la unidad. El anuncio y el testimonio del Evangelio, para cada cristiano, nunca son un acto aislado. Esto es importante, el anuncio y el testimonio del Evangelio para cada cristiano nunca son un acto aislado o de grupo, y ningún evangelizador actúa, como recordaba muy bien Pablo VI, «en base a una inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en nombre de ella»(Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 80). Y proseguía Pablo VI: Es una dicotomía absurda pensar en vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin amar a la Iglesia (cfr ibid., 16). Sentid la responsabilidad que tenéis de cuidar la formación de vuestros institutos en la sana doctrina de la Iglesia, en el amor a la Iglesia, y en el espíritu eclesial.

En resumen, centralidad de Cristo y de su Evangelio, autoridad como servicio de amor, «sentir» en y con la Madre Iglesia: tres indicaciones que deseo dejaros, a las que uno una vez más mi gratitud por vuestra obra no siempre fácil. ¿Qué sería de la Iglesia sin vosotras? ¡Le faltaría maternidad, afecto, ternura! Intuición de Madre.

Queridas hermanas, estad seguras de que os sigo con afecto. Rezo por vosotras, pero vosotras también rezad por mí. Saludad a vuestras comunidades de mi parte, sobre todo a las hermanas enfermas y a las jóvenes, A todas va mi aliento a seguir con parresia y con gozo el Evangelio de Cristo. Sed alegres, porque es bonito seguir a Jesús, es hermoso convertirse en icono viviente de la Virgen y de nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica. Gracias.

Solemnidad de la Santísima Trinidad, en el Año de la Fe, (sábado 25 de mayo)

ENAMORADAS DEL AMOR

jueves, 9 de mayo de 2013

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

JOSE ANTONIO PAGOLA

LA BENDICIÓN DEL SEÑOR

Son los últimos momentos de Jesús con los suyos. Enseguida los dejará para entrar definitivamente en el misterio del Padre. Ya no los podrá acompañar por los caminos del mundo como lo ha hecho en Galilea. Su presencia no podrá ser sustituida por nadie.

Jesús solo piensa en que llegue a todos los pueblos el anuncio del perdón y la misericordia de Dios. Que todos escuchen su llamada a la conversión. Nadie ha de sentirse perdido. Nadie ha de vivir sin esperanza. Todos han de saber que Dios comprende y ama a sus hijos e hijas sin fin. ¿Quién podrá anunciar esta Buena Noticia?

Según el relato de Lucas, Jesús no piensa en sacerdotes ni obispos. Tampoco en doctores o teólogos. Quiere dejar en la tierra“testigos”. Esto es lo primero: “vosotros sois testigos de estas cosas”. Serán los testigos de Jesús los que comunicarán su experiencia de un Dios bueno y contagiarán su estilo de vida trabajando por un mundo más humano.

Pero Jesús conoce bien a sus discípulos. Son débiles y cobardes. ¿Dónde encontrarán la audacia para ser testigos de alguien que ha sido crucificado por el representante del Imperio y los dirigentes del Templo? Jesús los tranquiliza: “Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido”. No les va a faltar la “fuerza de lo alto”. El Espíritu de Dios los defenderá.

Para expresar gráficamente el deseo de Jesús, el evangelista Lucas describe su partida de este mundo de manera sorprendente: Jesús vuelve al Padre levantando sus manos y bendiciendo a sus discípulos. Es su último gesto. Jesús entra en el misterio insondable de Dios y sobre el mundo desciende su bendición.

A los cristianos se nos ha olvidado que somos portadores de la bendición de Jesús. Nuestra primera tarea es ser testigos de la Bondad de Dios. Mantener viva la esperanza. No rendirnos ante el mal. Este mundo que parece un “infierno maldito” no está perdido. Dios lo mira con ternura y compasión.

También hoy es posible buscar el bien, hacer el bien, difundir el bien. Es posible trabajar por un mundo más humano y un estilo de vida más sano. Podemos ser más solidarios y menos egoístas. Más austeros y menos esclavos del dinero. La misma crisis económica nos puede empujar a buscar una sociedad menos corrupta.

En la Iglesia de Jesús hemos olvidado que lo primero es promover una “pastoral de la bondad”. Nos hemos de sentir testigos y profetas de ese Jesús que pasó su vida sembrando gestos y palabras de bondad. Así despertó en las gentes de Galilea la esperanza en un Dios Salvador. Jesús es una bendición y la gente lo tiene que conocer.

martes, 7 de mayo de 2013

III NAO 2013

Grupos de cristianos pertenecientes a parroquias y distintos movimientos de la Iglesia han celebrado la tercera edición de “Noche y arte en oración” (NAO), que se prolongó desde la tarde de ayer, sábado hasta la madrugada de este domingo, en las instalaciones de la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora de la localidad valenciana de Burjassot, y de su colegio parroquial.


El certamen acogió conciertos de música, danzas contemplativas, diversos talleres y una vigilia de oración, en la que también participó el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, según han indicado hoy a la agencia AVAN fuentes de la organización. 

Tras la acogida, se desarrollaron en las aulas del colegio parroquial diversos talleres “para que los participantes pudieran sentir el silencio, el color y la luz, así como la soledad”, han añadido las mismas fuentes. 

Después de los talleres se celebró en el patio del colegio una actividad musical en la que diferentes grupos musicales cristianos y los asistentes al encuentro interpretaron canciones de forma conjunta. Posteriormente, todos los participantes compartieron una cena de hermandad. 

Finalmente, tuvo lugar la vigilia de oración en la que “se fueron intercalando expresiones artísticas para dar gracias a Dios, como danzas contemplativas, canciones, fotografías, y pintura”, entre otras, han añadido las mismas fuentes. 

(Fotos: Inma Miñana)