miércoles, 22 de diciembre de 2010

UNA FAMILIA DE REFUGIADOS

JOSÉ ANTONIO PAGOLA
Según el relato de Mateo, la familia de Jesús ha vivido la experiencia trágica de los refugiados, obligados a huir de su hogar para buscar asilo en un país extraño. Con el nacimiento de Jesús no ha llegado a su casa la paz. Al contrario, enseguida se han visto envueltos por toda clase de amenazas, intrigas y penalidades.
Todo comienza cuando saben que Herodes busca al niño para acabar con él. Como sucede tantas veces, bajo el aparente bienestar de aquel reinado poderoso, perfectamente organizado, se esconde no poca violencia y crueldad. La familia de Jesús busca refugio en la provincia romana de Egipto, fuera del control de Herodes, asilo bien conocido por quienes huían de su persecución. De noche, de manera precipitada y angustiosa, comienza su odisea.
Por un momento, parece que podrán disfrutar de paz pues «han muerto los que atentaban contra el niño». La familia vuelve a Judea, pero se enteran de que allí reina Arquelao, conocido por su "crueldad y tiranía", según el historiador Flavio Josefo. De nuevo, la angustia, la incertidumbre y la huida a Galilea, para esconderse en un pueblo desconocido de la montaña, llamado Nazaret.
¿Podemos imaginar un relato más contrario a la escena ingenua e idílica del nacimiento de Jesús naciendo entre cantos de paz, entonados por coros de ángeles, en medio de una noche maravillosamente iluminada? ¿Cuál es el mensaje de Mateo al dibujar con trazos tan sombríos los primeros pasos de Jesús?
Lo primero es no soñar. La paz que trae el Mesías no es un regalo llovido del cielo. La acción salvadora de Dios se abre camino en medio de amenazas e incertidumbres, lejos del poder y la seguridad. Quienes trabajen por un mundo mejor con el espíritu de este Mesías, lo harán desde la debilidad de los amenazados, no desde la seguridad de los poderosos.
Por eso, Mateo no llama a Jesús "Rey de los judíos" sino "Dios-con-nosotros". Lo hemos de reconocer compartiendo la suerte de quienes viven en la inseguridad y el miedo, a merced de los poderosos. Una cosa es clara: sólo habrá paz cuando desaparezcan los que atentan contra los inocentes. Trabajar por la paz es luchar contra los abusos e injusticias.
En ese esfuerzo, muchas veces penoso e incierto, hemos de saber que nuestra vida está sostenida y guiada por la "Presencia invisible" de Dios al que hemos de buscar en la oscuridad de la fe. Así busca José, entre pesadillas y miedos nocturnos, luz y fuerza para defender a Jesús y a su madre. Así se defiende la causa de Jesús.
Eclesalia.net

martes, 21 de diciembre de 2010

LA HABITACIÓN DE MARVIN

PREMIOS: 
1996: Nominada al Oscar: Mejor actriz (Diane Keaton)
1996: Nominada al Globo de Oro: Mejor actriz drama (Meryl Streep)
1996: Reconocimiento especial National Board of Review por un rodaje excelente

GÉNERO: Melodrama
AÑO: 1996
SINOPSIS: Hace ya muchos años, las vidas de Lee, una mujer ferozmente independiente, y su hermana mayor Bessie se encaminaron en distintas direcciones. Lee partió a Ohio, mientras que Bessie regresó al hogar familiar de Florida para cuidar de su padre Marvin, que yace en cama después de un ataque al corazón. 
La enfermedad de Marvin, que le obliga a permanecer en cama, con oxígeno, incapaz de pronunciar palabra, provocó la ruptura entre sus dos hijas. Bessie ha cuidado abnegadamente de su padre, dedicándole lo mejor de su tiempo y cariño. Lee prefirió alejarse de lo que parecía una vida inútil, con la excusa de atender a su propia familia... Sin demasiado éxito, pues, divorciada, apenas sabe tratar a sus dos hijos; sobre todo a Hank, problemático adolescente.

Para ver la película haz clic aquí

El agujero de la roca

lunes, 20 de diciembre de 2010

¿TIENES CORAZÓN?



Con este vídeo os deseo una feliz navidad. Es la realidad del Verbo Encarnado en las personas de hoy en día

Wikileaks: ¿TODA, TODA LA VERDAD?

KOLDO ALDAI
Veloces verdades se cuelan en titulares, cuando en el pasado apenas salían de la privacidad del salón. Nadie puede callar ya las revelaciones de Wikileaks. De momento ha conseguido 1.334 webs espejos a lo largo de todo el mundo. Al pinchar en la dirección de cada uno de esos espejos, todas saltan a la misma portada con el rostro sereno y a la vez desafiante del joven fundador del movimiento. La verdad corre rauda con los medios de nuestros días. Aflora antes de que siquiera la imaginemos. Nos desayunamos cada día con nuevas y rompedoras noticias ¿Pero qué haremos con tantas verdades juntas? ¿Dónde y cómo las colocaremos de forma que sólo contribuyan al bien y al progreso de la humanidad en su conjunto? Bienvenidas las verdades que socavan las dictaduras, que desnudan a los corruptos, que deshacen las falacias, que revelan la cruel cara de multinacionales farmaceúticas..., pero los éxitos en la revelación de muchas verdades, no eximen de prudencia en lo que a la difusión de otras respecta. Todas las verdades no necesariamente se han de ubicar en todo momento y circunstancia.
Ojalá la humanidad se encuentre preparada para encajar la información que diariamente nos proporcionan los cables diplomáticos de Wikileaks. ¿Estaremos listos para toda esta suerte de verdades, para hacer un adecuado uso de estas gigantescas filtraciones? ¿Tienen los políticos derecho a un marco de intimidad como el resto de los humanos, o deberían de manifestarse más sabios y cautos en cualquiera de las circunstancias? Afrontamos una serie de cuestiones poco imaginables hace bien poco tiempo. Las nuevas tecnologías de la información nos colocan ante dilemas poco comunes en el pasado.
La verdad no debería causar contratiempo, si estamos en condiciones de asumirla y hacer un positivo, regenerador, liberador… uso de ella. El que Assang y su gente hayan revelado la auténtica y oscura faz de la monarquía alauí, de Berlusconi, Putin, Chávez o de la empresa Pfizer, constituye un hecho evidentemente positivo, pero ¿era necesario poner el ventilador detrás de absolutamente toda la información que se ha difundido?
Está en cuestión la madurez de la humanidad para asumir estas verdades, sin que por ello se azucen rencores y se pongan en juego vidas humanas. El que Wikileaks haya facilitado una información fundamentalmente necesaria y esclarecedora, no quita que pueda haber material muy sensible que encuentre quizás mejor destino en las llamas. ¿Vale toda filtración aun a costa de relaciones humanas y diplomáticas cuidadosamente tejidas?
Nada justifica la feroz campaña que gobiernos y corporaciones libran contra estos modernos mensajeros. Conspiran en balde quienes desean controlar Internet. Tal como apunta Francisco G. Basterra en su alegato a favor de la prohibición de prohibir, el ciberespacio es la consagración de la transparencia y de la más ancha libertad y muestra de las enormes transformaciones que vivimos. Triunfa la comunidad en detrimento del deseo de control de los gobiernos y ello manifiesta un claro avance democratizador, ¿pero no será preciso también establecer algunas pautas en esta “infobatalla”? ¿Esta revancha planetaria contra el establishment en la que se han implicado legión de ciberactivistas tiene o no sus líneas rojas? ¿Esa “conciencia viva online” (movimiento Anonymus) que representa uno de los fenómenos más novedosos de nuestros días, este activismo que ya no camina las avenidas, puede manejar artillería digital de cualquier calibre? ¿Amén de sus aspectos emancipadores, no hay también cierta amenaza de caos tras esta revolución libertaria que se libra en las pantallas?
Julian Assang para nada merece los barrotes por poner alas a la verdad. Otro tema es el que le ocupa a la justicia sueca por sus supuestos abusos a dos mujeres. La vida es más incómoda para los déspotas y los opresores, merced a un ciberespacio cada vez más universal y Wikileaks ha tenido el acierto y valor de demostrarlo. Ahora bien, ¿conviene por ejemplo que el último cartucho de información con las claves más relevantes que cuidadosamente guarda el informático australiano, cual seguro de vida, se difunda? Arrojo más interrogantes que conclusiones sobre tan controvertidos temas. No sé si estaremos preparados para semejante ducha de verdades, para revelaciones de aún más alcance que las aireadas hasta ahora. ¿Tiemblan sólo los tiranos y los sin escrúpulos con los cables de Wikileaks o hay también políticos con algún grado de buena voluntad que se agitan al amanecer con cada nueva revelación?
Hay un balance eminentemente positivo en lo que respecta a estas revelaciones inesperadas. El despropósito y la falsedad salen a la luz en esta catarsis planetaria sin precedentes. Quienes mienten a la ciudadanía, abusan, alimentan explotación, odio, confrontación…; quienes privan de libertades y conculcan los derechos humanos, son con Wikileaks más débiles en su peligroso accionar, pero es preciso estar alertas con los eventuales regalos que ciertos cables pueden también facilitar a estas mismas tenebrosas fuerzas.
Hay puentes finamente construidos que se pueden dinamitar, hay vidas humanas que pueden correr más peligro. La prudencia y la oportunidad no podrán ser aspectos menores a la hora de administrar tanta carga de verdad. Que no se le escape al fundador de Wikileaks y equipo, a los medios que están ordenando, extrayendo y aireando la información, que determinadas verdades en manos de los enemigos de la libertad y de los derechos humanos pueden ser pólvora en bruto, capaz de hacer saltar odios y de desatar grandes olas de violencia.
Aún no ha parado la cascada de noticias sorpresa. Quizás el turrón nos coja intentando masticar no menos duras filtraciones. Que sirvan para conocernos un poco más en nuestros aciertos, en nuestros errores en cuanto raza humana, que sirvan para la mejora y para la enmienda, de ninguna forma para fortalecer trincheras y alentar batalla. De ella ya aprendimos lo suficiente, de ella sólo necesitamos curarnos. Bienvenidas las noticias que pueden contribuir a que el mundo sea un poco más libre, un poco más justo, pero que en medio de la orgía de verdades con fecha de caducidad, no olvidemos las noticias de y para la eternidad, por ejemplo el aniversario, que en breve celebramos, de la encarnación del más incondicional amor en un establo de Palestina. Las verdades no necesariamente tienen altares, pero seguramente sí tamaño, sí jerarquía. Que ese amor irrestricto sea motor y amparo de todas las verdades con las que seguiremos desayunándonos.
Eclesalia.net

miércoles, 15 de diciembre de 2010

ESTÁ CON NOSOTROS

JOSÉ ANTONIO PAGOLA
Antes de que nazca Jesús en Belén, Mateo declara que llevará el nombre de «Emmanuel», que significa «Dios-con-nosotros». Su indicación no deja de ser sorprendente, pues no es el nombre con que Jesús fue conocido, y el evangelista lo sabe muy bien. En realidad, Mateo está ofreciendo a sus lectores la clave para acercarnos al relato que nos va a ofrecer de Jesús, viendo en su persona, en sus gestos, en su mensaje y en su vida entera el misterio de Dios compartiendo nuestra vida. Esta fe anima y sostiene a quienes seguimos a Jesús.

Dios está con nosotros. No pertenece a una religión u otra. No es propiedad de los cristianos. Tampoco de los buenos. Es de todos sus hijos e hijas. Está con los que lo invocan y con los que lo ignoran, pues habita en todo corazón humano, acompañando a cada uno en sus gozos y sus penas. Nadie vive sin su bendición.
Dios está con nosotros. No escuchamos su voz. No vemos su rostro. Su presencia humilde y discreta, cercana e íntima, nos puede pasar inadvertida. Si no ahondamos en nuestro corazón, nos parecerá que caminamos solos por la vida.
Dios está con nosotros. No grita. No fuerza a nadie. Respeta siempre. Es nuestro mejor amigo. Nos atrae hacia lo bueno, lo hermoso, lo justo. En él podemos encontrar luz humilde y fuerza vigorosa para enfrentarnos a la dureza de la vida y al misterio de la muerte.
Dios está con nosotros. Cuando nadie nos comprende, él nos acoge. En momentos de dolor y depresión, nos consuela. En la debilidad y la impotencia nos sostiene. Siempre nos está invitando a amar la vida, a cuidarla y hacerla siempre mejor.
Dios está con nosotros. Está en los oprimidos defendiendo su dignidad, y en los que luchan contra la opresión alentando su esfuerzo. Y en todos está llamándonos a construir una vida más justa y fraterna, más digna para todos, empezando por los últimos.
Dios está con nosotros. Despierta nuestra responsabilidad y pone en pie nuestra dignidad. Fortalece nuestro espíritu para no terminar esclavos de cualquier ídolo. Está con nosotros salvando lo que nosotros podemos echar a perder.
Dios está con nosotros. Está en la vida y estará en la muerte. Nos acompaña cada día y nos acogerá en la hora final. También entonces estará abrazando a cada hijo o hija, rescatándonos para la vida eterna.
Dios está con nosotros. Esto es lo que celebramos los cristianos en las fiestas de Navidad: creyentes, menos creyentes, malos creyentes y casi increyentes. Esta fe sostiene nuestra esperanza y pone alegría en nuestras vidas.
Eclesalia.net

lunes, 13 de diciembre de 2010

SILENCIO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Aumenta riesgo de guerra civil en Costa de Marfil
Sólo la prensa digital se esta haciendo eco de la situacion tensa que hay en Costa de Marfirl y que puede desencadernar una nueva guerra civil.
Abiyán, 6 dic (PL) La tensión y el peligro de una guerra persisten en Costa de Marfil, que tiene dos presidentes y dos primeros ministros designados por Alassane Ouattara y Laurent Gbagbo, proclamados jefes del Estado.
Un día después de que la Comisión Electoral declarase al líder opositor Alassane Ouattara ganador de las elecciones presidenciales en Costa de Marfil, el Consejo Constitucional proclama vencedor al actual presidente Laurent Gbagbo.
El líder opositor Alassane Ouattara ha sido declarado ganador de las presidenciales del domingo en Costa de Marfil, obteniendo el 54,1 por ciento de los votos. El presidente Laurent Gbagbo no acepta la derrota. Los seguidores del presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, impiden a la Comisión Electoral dar a conocer los resultados de segunda vuelta electoral. También las oficinas de la oposición en Abidjan han sido atacadas.
Los líderes de África Occidental han "reconocido por unanimidad a Alassane Dramane Ouattara" como "el presidente electo de Costa de Marfil". La protesta contra el "golpe" del presidente saliente Laurent Gbagbo es universal.
Por su parte, Estados Unidos baraja la imposición de sanciones a Costa de Marfil si  Gbagbo no admite su derrota en las últimas elecciones y traspasa el poder, según aseguró este jueves el secretario de Estado adjunto para Asuntos Africanos, Johnnie Carson.
"Estados Unidos está barajando dar nuevos pasos y adoptar sanciones contra el presidente Gbagbo, su familia, su esposa y todos los que apoyen su posicionamiento ilegal", declaró Carson, durante un encuentro con periodistas africanos en Malaui.
El ministro francés de Cooperación, Henri de Raincourt, afirmó que el presidente electo de Costa de Marfil es Alassane Ouattara y recalcó que "no hay ambigüedad" en este hecho, pese a las pretensiones del hasta ahora gobernante del país, Laurent Gbagbo, de seguir en el cargo.
"Las cosas están claras y no se puede poner en cuestión que el presidente electo de Costa de Marfil es Alassane Ouattara", recalcó el miembro del Gobierno francés, con lo que ratificaba la postura de su Gobierno, que ya ha pedido a Gbagbo que abandone la Presidencia.
La situación ha generado una gran tensión que hace temer la reanudación de la guerra civil, ya que las Fuerzas Armadas, que controlan el sur del país, apoyan hasta el momento a Gbagbo, mientras la milicia de las Fuerzas Nuevas, que no se desarmó tras la guerra y controla el norte, respalda a Ouattara. EFE

'LA VERDAD DE QUE DIOS ES AMOR'

PEDRO CASALDÁLIGA, Obispo
 Es difícil detectar El Anuncio
entre tantos anuncios que nos invaden.
¿Existe aún la Navidad?
¿Navidad es Buena Nueva?
¿Navidad es también Pascua?
Sabemos que «no hay lugar para ellos».
Sabemos que hay lugar para todos,
hasta para Dios...
El buey y la mula, huyendo del latifundio, se han refugiado en los ojos de este Niño.
El hambre no es sólo un problema social,
es un crimen mundial.
Contra el Agro-Negocio capitalista,
la Agro-Vida, el Bien-Vivir.
Todo puede ser mentira,
menos la verdad de que Dios es Amor
y de que toda la Humanidad
es una sola familia.
Dios continúa entrando por abajo,
pequeño, pobre, impotente,
pero trayéndonos su Paz.
Doña María y el señor José
continúan en la comunidad.
La Veva continúa siendo tapirapé.
La sangre de los mártires
continúa fecundando la primavera alternativa.
Los cayados de los pastores,
(y del Parkinson también),
las banderas militantes,
las manos solidarias
y los cantos de la juventud
continúan alentando la Caminada.
Las estrellas sólo se ven de noche.
Y de noche surge el Resucitado.
«No tengan miedo».
En coherencia, con tesón y en la Esperanza,
seamos cada día Navidad,
cada día seamos Pascua.
Amén, Axé, Awire, Aleluia.
Navidad 2010, año nuevo 2011
Eclesalia.net

EL SECRETO Y LA MENTIRA DE LOS DERECHOS HUMANOS DE “TODOS”

JOSÉ IGNACIO CALLEJA  Experto en Moral Social Cristiana
El día de los derechos humanos, cada 10 de diciembre del año en curso, nos convoca a no pocos "opinadores" a dar una vuelta por esta cuestión mayor de la vida en común. ¿Faltará alguna palabra que decir sobre ellos? Hace un tiempo, no sé cuántos años, yo no me sentía demasiado atraído por la reflexión sobre los derechos humanos. La sentía tan teórica y manipulada que me acercaba a ella como a regañadientes. Hay que ser falsos, -pensaba-, para hablar así del ser humano sin enmudecer al ver un telediario. Lo sigo pensando.

Un día, tampoco sé bien cuándo ni importa ahora, leí un texto de Ignacio Ellacuría y al poco otro de Juan Luis Segundo. Son teólogos de la liberación, como el lector sabe, y allí aprecié algo en lo que no había pensado. Era esta idea, o quizá más que una idea, una máxima vital: "Nunca digan que los pobres han perdido la dignidad humana, ni en situaciones extremas, pues la dignidad de su ser personas es lo único que les queda contra la opresión y el olvido". Y seguían estos maestros de lo mejor de la vida en común con su intuición irrenunciable: "La dignidad, -venían a decir-, es lo único que le queda al ser humano más pobre, a la víctima de la mayor injusticia, para rebelarse cuando se lo han quitado todo". Poco después, o quizá antes, ¡qué más da!, leí esto mismo en nuestro Juan Luis Ruiz de la Peña. Sólo por esto, descanse en paz. Se lo merece.
Y es verdad. La dignidad del ser humano, esa realidad óntica y moral que se expresa como inteligencia y libertad, y de la que derivan nuestros derechos fundamentales, es nuestro bien por excelencia; y en su excelencia única, es la realidad que nadie puede negar para defender sus propios derechos. Esto es lo que hay detrás de una ética civil y de una democracia política. Y esto es lo que cuestiona de manera absoluta la "justicia" de la legalidad internacional y la perversa manera de resolver hoy, por ejemplo, la crisis económica y su reparto de esfuerzos.
Es sabido que la distancia que media entre los principios éticos y la realidad social hay que salvarla con sabiduría política y moral. Es decir, hay que tener habilidad política para conseguir el equilibrio posible, en un lugar y momento determinados, entre los recursos de todo tipo y los diversos objetivos sociales. Este equilibrio social tiene siempre un hilo conductor en su moralidad y su realismo. No es otro que el respeto de la dignidad los derechos humanos de todos, y su primera medida, las necesidades más fundamentales de la gente más pobre y débil. Con discernimiento sobre las responsabilidades personales, y con exigencia en su caso, desde luego que sí; pero con las necesidades y libertades de los más débiles en el centro. Sin los más pobres y débiles, no hay dignidad humana para los demás. Es una nueva manera de amurallar el castillo del señor feudal.
Como yo procedo del mundo cristiano y católico, es lógico que reclame una posición absolutamente firme de la Iglesia en cuanto a la dignidad humana, con todas sus consecuencias personales y sociales. Hace tiempo, demasiado, que el discurso moral de la Iglesia Católica es rotundo en cuanto a la dignidad humana de todos, pero muy pobre en sus consecuencias sociales para ella y para el mundo. No son ganas de polémica. Lo digo porque me importa mucho.
Eclesalia.net

MÁS CERCA DE LOS QUE SUFREN

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

Encerrado en la fortaleza de Maqueronte, el Bautista vive anhelando la llegada del juicio terrible de Dios que extirpará de raíz el pecado del pueblo. Por eso, las noticias que le llegan hasta su prisión acerca de Jesús lo dejan desconcertado: ¿cuándo va a pasar a la acción? ¿cuándo va a mostrar su fuerza justiciera? 
Antes de ser ejecutado, Juan logra enviar hasta Jesús algunos discípulos para que le responda a la pregunta que lo atormenta por dentro: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro» ¿Es Jesús el verdadero Mesías o hay que esperar a alguien más poderoso y violento?

Jesús no responde directamente. No se atribuye ningún título mesiánico. El camino para reconocer su verdadera identidad es más vivo y concreto. Decidle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Para conocer cómo quiere Dios que sea su Enviado, hemos de observar bien cómo actúa Jesús y estar muy atentos a su mensaje. Ninguna confesión abstracta puede sustituir a este conocimiento concreto. 
Toda la actuación de Jesús está orientada a curar y liberar, no a juzgar ni condenar. Primero, le han de comunicar a Juan lo que ven: Jesús vive volcado hacia los que sufren, dedicado a liberarlos de lo que les impide vivir de manera sana, digna y dichosa. Este Mesías anuncia la salvación curando.

Luego, le han de decir lo que oyen a Jesús: un mensaje de esperanza dirigido precisamente a aquellos campesinos empobrecidos, víctimas de toda clase de abusos e injusticias. Este Mesías anuncia la Buena Noticia de Dios a los pobres.
Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.
Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.
Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.
Una comunidad de Jesús no es sólo un lugar de iniciación a la fe ni un espacio de celebración. Ha de ser, de muchas maneras, fuente de vida más sana, lugar de acogida y casa para quien necesita hogar.
Eclesalia.net

viernes, 3 de diciembre de 2010

SOBRE ORDENACIÓN DE LAS MUJERES

CORINA J. VARELA G, teóloga

Con sorpresa he leído las declaraciones del Papa tomadas del libro-entrevista “Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y el signo de los tiempos” sobre la ordenación sacerdotal de las mujeres. Benedicto XVI sostiene que la Iglesia no tiene la facultad de conferir a las mujeres la ordenación sacerdotal porque ha sido Cristo quien ha dado “una forma a la Iglesia con los doce y su sucesión con los obispos y sacerdotes”. El Papa también dice que, con respecto a la ordenación de las mujeres, “no se trata de no querer, sino de no poder”. Según Benedicto XVI, la Iglesia “no puede hacer lo que quiere” porque se ha de atener “a la voluntad del Señor”.
Sin embargo, en mi humilde opinión, “la voluntad del Señor” la podemos buscar también en su ejemplo de vida. Durante los años que Jesús recorrió Palestina predicando, lo que se ha dado en llamar su vida pública, formó una comunidad de seguidores y seguidoras y predicó la llegada del Reino de Dios aquí y ahora. Él no fundó una Iglesia. La Iglesia fue hecha por los apóstoles, los discípulos y las discípulas que continuaron transmitiendo la Buena Nueva después de la resurrección.
La comunidad reunida primero en torno al Maestro y luego en torno a su Palabra era mixta e igualitaria. El Evangelio de Lucas relata la participación en ella de mujeres, como María Magdalena, Juana, Susana y otras muchas, que siguen a Jesús desde el inicio de su misión en Galilea y le ayudan con sus bienes. Y también nos hace conocer a María de Betania, que se sienta a los pies de Jesús –postura clásica del discipulado- para escuchar su palabra. La profundidad del compromiso de las discípulas queda demostrada en el momento de la prueba más difícil: la crucifixión. Cuando los varones han huido, son las mujeres las que quedan sufriendo junto a su Señor torturado, le acompañan al sepulcro y luego son testigos de su resurrección y encargadas de anunciar la misma a los discípulos.
En el libro de Hechos de los Apóstoles, que nos narra los primeros pasos de la Iglesia encontramos también la presencia de mujeres. Para empezar, los apóstoles se reunían a orar en el cenáculo y con ellos se reunían también algunas mujeres y María, la madre de Jesús. Podemos suponer que el día de Pentecostés, todas ellas recibieron también el Espíritu junto con los apóstoles. También encontramos a mujeres como Priscila, que junto a su esposo Áquila eran colaboradores de la causa del evangelio y en su casa se reunía la comunidad, o sea la Iglesia, de Éfeso. Y es que en un comienzo las comunidades se reunían en las casas y muchas veces eran las mujeres las que presidían la celebración. Testimonio de esto son las alusiones de Pablo en la Carta a los Romano: Priscila, María, Trifena y Trifosa, Julia… En esta misma Carta, Pablo menciona también a Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencrea.
Con el correr de los años, las comunidades cristianas van a ir cambiando el lugar de culto: de las casas, donde el protagonismo de la mujer era aceptado y se sentía como algo propio, a los lugares públicos donde el liderazgo de la mujer se consideraba inapropiado y vergonzoso. La Iglesia se fue estructurando y jerarquizando y ya en los siglos III y IV, los líderes masculinos de la Iglesia deliberadamente quisieron suprimir el liderazgo equitativo de las discípulas. Y cuando a fines del siglo IV la Iglesia se convierte en la religión oficial del imperio romano, se hace definitivamente una religión masculina.
Ahora, ya en pleno siglo XXI, la situación de las mujeres al interior de la Iglesia católica no ha cambiado mucho y me parece difícil pensar en un cambio a corto o largo plazo. No deja de extrañar el que en la Iglesia no se haya seguido el ejemplo de Jesús en relación con las mujeres. Los laicos, y sobre todo las mujeres, son considerados actualmente como receptores del Mensaje pero no como parte activa y dinámica del anuncio de ese mismo Mensaje.
Lo que falta es vencer las resistencias del pensamiento androcéntrico de la organización de la Iglesia y recuperar en la práctica la tradición del movimiento de Jesús como discipulado de iguales, donde los ministerios no estén concentrados en manos de una jerarquía exclusivamente masculina. Ojalá algún día podamos llegar a constituir una Iglesia donde hombres y mujeres luchemos mano a mano por la paz y la justicia, para hacer de éste un mundo más humano, por hacer realidad la Buena Noticia del Reino que anunció Jesús de Nazareth.
Eclesalia.net

jueves, 2 de diciembre de 2010

UN LARGO CAMINO HACIA LA LIBERTAD

AUTOR:   Nelson Mandela
EDITORIAL:   Aguilar 
SINOPSIS:
Una autobiografía apasionante. A través de sus páginas Mandela desvela su itinerario vital y su oposición al apartheid. 

El propio Mandela narra, a lo largo de estas páginas, su historia. Con una memoria asombrosa, recrea episodios del camino que le lleva desde su aldea a ejercer como abogado en Johannesburgo. Su toma de conciencia de la necesidad de plantar cara al apartheid, una lucha que le llevará a pasar décadas en la cárcel, y el modo en que, sin ceder nunca ni renunciar a su dignidad, planta cara a un régimen injusto hasta vencerlo. Prolija en detalles de toda su vida, y simplemente fascinante en el relato del cautiverio en la isla de Robben, este relato será, sin duda, fuente de inspiración para quienes puedan asomarse a su historia admirable.

AL VOLVER, VUELVEN CANTANDO

AUTOR: Gary Smith, sj
EDITORIAL: Sal Terrae
SINOPSIS:

Vaya por delante que este es un libro alegre. Vital. De esos que entusiasma. Durante seis años Gary Smith acompañó a los refugiados en el norte de Uganda. Esa experiencia cambió su vida y quizás pueda iluminar también la nuestra.

Esta historia nace de un diario. Y de algunas cartas. Es el relato de un aprendizaje humano, de unas vivencias profundas, de episodios cotidianos en un contexto difícil. No esperes una narración heroica o mitificadora. Lo mejor de Gary Smith es su lucidez para contar lo que vivió. Su honestidad para compartir sus propios aciertos y errores, resistencias y lecciones (reacciones que cualquiera de nosotros podría tener si nos vemos enfrentados con situaciones difíciles). Y su humanidad y ternura para ayudarnos a entender la vitalidad increíble de los hombres y mujeres con los que se encontró en Uganda. Una invitación a la esperanza, que late más fuerte allá donde podría parecer ausente.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

NO OLVIDAR LA CONVERSIÓN

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

"Convertíos porque está cerca el reino de Dios". Según Mateo, éstas son las primeras palabras que pronuncia Juan en el desierto de Judea. Y éstas son también las primeras que pronuncia Jesús, al comenzar su actividad profética, a orillas del lago de Galilea.
Con la predicación del Bautista comienza ya a escucharse la llamada a la conversión que centrará todo el mensaje de Jesús. No ha hecho todavía su aparición, y Juan está ya llamando a un cambio radical pues Dios quiere reorientar la vida hacia su verdadera meta.
Esta conversión no consiste en hacer penitencia. No basta tampoco pertenecer al pueblo elegido. No es suficiente recibir el bautismo del Jordán. Es necesario "dar el fruto que pide la conversión": una vida nueva, orientada a acoger el reino de Dios.
Esta llamada que comienza a escucharse ya en el desierto será el núcleo del mensaje de Jesús, la pasión que animará su vida entera. Viene a decir así: "Comienza un tiempo nuevo. Se acerca Dios. No quiere dejaros solos frente a vuestros problemas y conflictos. Os quiere ver compartiendo la vida como hermanos. Acoged a Dios como Padre de todos. No olvidéis que estáis llamados a una Fiesta final en torno a su mesa".
No nos hemos de resignar a vivir en una Iglesia sin conversión al reino de Dios. No nos está permitido a seguir a Jesús sin acoger su proyecto. El concilio Vaticano II lo ha declarado de manera clara y firme: "La Iglesia, al prestar ayuda al mundo y al recibir del mundo múltiple ayuda, no tiene más que una aspiración: que venga el reino de Dios y se realice la salvación del género humano".
Esta conversión no es sólo un cambio individual de cada uno, sino el clima que hemos de crear en la Iglesia, pues toda ella ha de vivir acogiendo el reino de Dios. No consiste tampoco en cumplir con más fidelidad las prácticas religiosas, sino en "buscar el reino de Dios y su justicia" en la sociedad.
No es suficiente cuidar en las comunidades cristianas la celebración digna de los "sacramentos" de la Iglesia. Es necesario, además, promover los "signos" del reino que Jesús practicaba: la acogida a los más débiles; la compasión hacia los que sufren; la creación de una sociedad reconciliada; el ofrecimiento gratuito del perdón; la defensa de toda persona.
Por eso, animado por un deseo profundo de conversión, el Vaticano II dice así: "La liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la celebración, es necesario que antes sean llamados a la fe y la conversión". No lo tendríamos que olvidar.
Eclesalia.net

VICTIMA Y VENCEDOR DE LA JUSTICIA

JULIO ALONSO AMPUERO

Se trata, sin duda, de una de las historias más conocidas de la Biblia. La historia de José está llena de colorido y de intriga. Y además, acaba bien. José era el preferido de su padre Jacob. Con razón o sin ella. Lo cierto es que esta predilección suscita la envidia de sus hermanos, que deciden quitarlo de en medio; la cordura y sensatez de Rubén impide que sea asesinado y deciden venderlo como esclavo a unos mercaderes amalecitas.

Estos, a su vez, le venden a un egipcio. José se gana la confianza de su señor. Pero la mujer de éste se ha prendado de José; al permanecer José en su honradez y no consentir a las proposiciones deshonestas de ella, la mujer se venga calumniándole, afirmando que era José quien quería abusar de ella. José termina en la cárcel. Estando prisionero, interpreta unos sueños del Faraón, que llega a encumbrarle al cargo de visir o primer ministro. Será entonces –José había anunciado siete años de cosechas abundantes a los que seguirían otros siete de escasez– cuando sus propios hermanos acudan a Egipto en busca de víveres.

Disimulando al principio, dándose a conocer después, José proporciona alimento para sus hermanos y las familias de ellos, convirtiéndose así en el «salvador» de todo el clan.
José ha sido víctima de la injusticia: envidias y odio, intento de matarlo, hecho esclavo, calumniado, encarcelado sin motivo… Como tantas y tantas personas en este mundo. Como nosotros mismos, que de vez en cuando sufrimos pequeñas injusticias.

Pero a la vez ha sido vencedor de la injusticia. No, desde luego, empleando las mismas armas de sus enemigos. Al contrario, José se mantiene íntegro, porque «temía al Señor», es decir, tenía una actitud de respeto y sumisión ante su Dios y de fidelidad a sus mandamientos.
Dios es, una vez más, el personaje principal de esta historia. Oculto, invisible, pero ocupándose efectivamente de los suyos y guiando con sabiduría los hilos de la historia y de cada acontecimiento.

José vence la injusticia porque se fía de Dios, que saca bienes de los males y que integra en sus planes incluso la mala voluntad de los hombres: «aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, a un pueblo numeroso» (Gén 50,20); «no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios, y él me ha convertido en padre de Faraón, en dueño de toda su casa y en amo de todo Egipto» (Gén 45,8). Porque confía en Dios, Dios le enaltece de manera insospechada y le convierte en instrumento de su salvación para muchos: «El que se humilla, será enaltecido» (Lc 18,14).

Y vence también gracias al perdón. Tenía la oportunidad de haberse vengado de sus hermanos (es lo que ellos temen, y con sobrados motivos). Pero entonces lo hubiera echado todo a perder. El mal sólo se vence con el bien (Rom 12,17-21). Alguien podrá pensar que no siempre es así, que muchas veces el mal parece imponerse de forma absoluta y que Dios aparenta desentenderse de nuestra historia y de nuestros sufrimientos…

Es verdad. No siempre es así. La historia de José tiene un final feliz. Pero Jesús acabó en el patíbulo y en el sepulcro. Humanamente su vida terminó en fracaso. Su Padre parecía esconderse mientras sus enemigos parecían vencer en todos los frentes… Sin embargo, Dios siempre tiene la última palabra. Dios no puede ser vencido. Su Hijo padeció la injusticia mayor de toda la historia de la humanidad: el inocente calumniado y condenado, crucificado y cubierto con la piedra de la sepultura como una garantía de sellarse la victoria definitiva del mal. Pero el Padre le resucitó y le constituyó Señor del universo y Salvador de toda la humanidad.

La Iglesia –y cada cristiano en ella– camina por el mundo de humillación en humillación, de persecución en persecución. Pero ahí está su victoria. La confianza en Dios y el perdón al enemigo son el arma de la Iglesia en espera de la victoria final. El testimonio de los mártires lo certifica elocuentemente. «Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe» (1Jn 5,4)
(Texto bíblico: Génesis 37-50)