miércoles, 20 de febrero de 2013

ESCUCHAR A JESUS

JOSE ANTONIO PAGOLA

Los cristianos de todos los tiempos se han sentido atraídos por la escena llamada tradicionalmente "La transfiguración del Señor". Sin embargo, a los que pertenecemos a la cultura moderna no se nos hace fácil penetrar en el significado de un relato redactado con imágenes y recursos literarios, propios de una "teofanía" o revelación de Dios.

Sin embargo, el evangelista Lucas ha introducido detalles que nos permiten descubrir con más realismo el mensaje de un episodio que a muchos les resulta hoy extraño e inverosímil. Desde el comienzo nos indica que Jesús sube con sus discípulos más cercanos a lo alto de una montaña sencillamente "para orar", no para contemplar una transfiguración.

Todo sucede durante la oración de Jesús: "mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió". Jesús, recogido profundamente, acoge la presencia de su Padre, y su rostro cambia. Los discípulos perciben algo de su identidad más profunda y escondida. Algo que no pueden captar en la vida ordinaria de cada día.

En la vida de los seguidores de Jesús no faltan momentos de claridad y certeza, de alegría y de luz. Ignoramos lo que sucedió en lo alto de aquella montaña, pero sabemos que en la oración y el silencio es posible vislumbrar, desde la fe, algo de la identidad oculta de Jesús. Esta oración es fuente de un conocimiento que no es posible obtener de los libros.

Lucas dice que los discípulos apenas se enteran de nada, pues "se caían de sueño" y solo "al espabilarse", captaron algo. Pedro solo sabe que allí se está muy bien y que esa experiencia no debería terminar nunca. Lucas dice que "no sabía lo que decía".

Por eso, la escena culmina con una voz y un mandato solemne. Los discípulos se ven envueltos en una nube. Se asustan pues todo aquello los sobrepasa. Sin embargo, de aquella nube sale una voz: "Este es mi Hijo, el escogido. Escuchadle". La escucha ha de ser la primera actitud de los discípulos.

Los cristianos de hoy necesitamos urgentemente "interiorizar" nuestra religión si queremos reavivar nuestra fe. No basta oír el Evangelio de manera distraída, rutinaria y gastada, sin deseo alguno de escuchar. No basta tampoco una escucha inteligente preocupada solo de entender.

Necesitamos escuchar a Jesús vivo en lo más íntimo de nuestro ser. Todos, predicadores y pueblo fiel, teólogos y lectores, necesitamos escuchar su Buena Noticia de Dios, no desde fuera sino desde dentro. Dejar que sus palabras desciendan de nuestras cabezas hasta el corazón. Nuestra fe sería más fuerte, más gozosa, más contagiosa.
eclesalia.net

domingo, 17 de febrero de 2013

AGRADECIMIENTO A BENEDICTO XVI

La Vida Religiosa Española muestra su agradecimiento a Benedicto XVI

Madrid, 12 de febrero de 2013 (IVICON).- El presidente de CONFER, el P. Elías Royón, ha hecho público una nota con la que quiere mostrar el agradecimiento de la Vida Religiosa en España a Benedicto XVI por su "gessto profético" y su constante apoyo.

¡¡Gracias, Santidad!!

Junto al sentimiento de pesar por los motivos de la renuncia del Santo Padre, los religiosos y las religiosas españoles queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento por el “gesto profético”, que ella significa. 

Aunque su delicada salud era cada vez más patente, la renuncia de Benedicto XVI al ministerio de Obispo de Roma, ha causado en todo el mundo una enorme sorpresa; nadie seriamente se atrevía a predecir una decisión de esta importancia para la vida de la Iglesia, como él mismo ha indicado. 

Una decisión tomada en la intimidad de la conciencia delante de solo Dios, de quien ha recibido la misión, con un profundo sentido de responsabilidad eclesial, mirando con gran libertad de espíritu, lo que es mejor para la Iglesia, cuando siente que las fuerzas disminuyen y se debilita el vigor corporal. Una decisión que engrandece su figura de Pastor, que sabe anteponer el bien de la Iglesia a cualquier otra consideración. Pero un gesto que habla también de humildad y de profunda humanidad al reconocer y aceptar que “ya no tiene fuerzas para ejercer adecuadamente su ministerio”. 

Nuestro agradecimiento por lo que sus palabras y cercanía pastoral han significado para la vida religiosa en estos años de su Pontificado. Ha sido frecuente su gratitud y confianza de Pastor de la Iglesia universal hacia la presencia de la vida consagrada en la misión de la Iglesia. La misión es el modo de ser de la Iglesia y, en esta, de la vida consagrada. Así el pasado día dos en la homilía de la Jornada de la Vida Consagrada: “vosotros cooperáis a la vida y a la misión de la Iglesia en el mundo”; expresión que recordaba aquellas otras a los Superiores y Superioras Generales “agradeciendo vivamente todo lo que hacéis en la Iglesia y con la Iglesia a favor de la evangelización y de la humanidad” y aludía con especial delicadeza a los religiosos “que sufren por testimoniar el Evangelio” (26.11.2010). 

Nuestra gratitud por sus afirmaciones claras sobre la razón de ser y el sentido de la Vida Religiosa en la Iglesia. De nuevo el pasado día dos nos advertía no escuchar las voces de los “profetas de desventuras que proclaman el fin o la sin razón de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros días”. Palabras semejantes tuvieron una especial relevancia en unos momentos en que estas “profecías” salían de algunos sectores de la misma Iglesia: “La vida consagrada tiene su origen en el mismo Señor…por eso nunca podrá faltar ni morir en la Iglesia: fue querida por el mismo Jesús como parte inamovible de su Iglesia…es un bien para toda la Iglesia, algo que interesa a todos…por eso la promoción de las vocaciones a la vida consagrada debe ser un compromiso sentido por todos: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos” (5 noviembre 2010). 

No podemos dejar de recordar en este momento de agradecimiento a Benedicto XVI, cómo definió nuestra identidad; posiblemente unas de las más bellas y profundas definiciones de los consagrados: “sois por vocación ‘buscadores de Dios’ y añadía, “buscáis lo definitivo, buscáis a Dios, mantenéis la mirada dirigida a Él”. Indicaba así el testimonio sencillo y humilde de unos hombres y unas mujeres que han hecho de sus vidas, por vocación, una “búsqueda” de Dios; buscan a Dios porque buscan las cosas que permanecen, las cosas que no pasan; buscan a Dios para encontrar y servir a sus hermanos. Lo buscáis, nos decía el Papa, en los hombres y mujeres de nuestro tiempo, en los pobres, en la Iglesia, en la Eucaristía y en la Palabra. Y concluía con unas palabras síntesis de afirmación y exhortación: “Sois siempre apasionados buscadores y testigos de Dios”¡¡ (26.11.2010). 

Animó a la vida consagrada en su entrega y seguimiento radical a Jesucristo, a caminar en la fe y en la esperanza, en medio de las dificultades, como querida por el mismo Señor para “la edificación y santidad de la Iglesia”. Nos propuso horizontes amplios para una misión sin fronteras, y metas de exigencias evangélicas: “es el evangelio vivido cada día lo que da encanto y belleza a la vida consagrada y la presenta ante el mundo como una alternativa fiable…esto es lo que espera la Iglesia de vosotros: ser evangelio viviente”. 

Volvía sobre este argumento en la bellísima homilía de la pasada Jornada de la Vida Consagrada, recordando algo tan esencial en nuestra identidad: “saber reconocer la sabiduría de la debilidad” y un poco después: “En la sociedad de la eficacia y del éxito, vuestra vida, marcada por la “minoría” y por la debilidad de los pequeños, por la empatía con aquellos que no tienen voz, se convierte en un signo evangélico de contradicción”.

En estos momentos, conmovidos y fortalecidos por su testimonio, ¡Gracias, Santidad! 

Elías Royón, S.J. Presidente de CONFER.

martes, 12 de febrero de 2013

"Fragments de ciutat"

Querido y fiel espectador otra vez estamos en contacto contigo. Queremos informarte de la representación de la obra "Fragments de ciutat" de la compañía Teatro Maset de Frater en el Paranimf de la Universitat JaumeI, el martes 26 de febrero a las 20 h.


lunes, 11 de febrero de 2013

RENUNCIA DE BENEDICTO XVI

Benedicto XVI anunció que renuncia al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro



(RV).- Os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice”.

Así lo afirmó el papa durante el Consistorio Público Ordinario de esta mañana:

Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.

Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.

Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013

CLASES DE PERDON