jueves, 14 de julio de 2011

EL RACÓ DE ST. FRANCESC: UN GRITO DE DIOS


JOSE M. Llopis
Así lo contemplamos hoy, al celebrar los veinticinco años de nuestra estancia en el Racó: ES UN GRITO DE DIOS. Es Dios mismo, quien, como en un nuevo Sinaí, o como en un nuevo Tabor, lanza un grito de esperanza: VOGLIO PORTARVI TUTTI IN PARADISSO. Quiero conduciros a todos al Paraíso.
Sí, sí, sí, yo ya sé las dificultades que tenéis; también conozco las veces que lo habéis intentado; incluso soy consciente de los fracasos que han herido vuestro corazón. Escuchad y entended:
 Admira el vaivén de las olas
 el estruendo del viento en su deambular,
 el rayo y el trueno en su firme crepitar.
 Son notas que cobijo buscan,
 en el refugio de un humilde hogar.
Es así el Racó, el hogar del alma inquieta y andariega que, como el viento, ha recorrido todos lugares desérticos y esteparios de la vida y, por fin y al fin, en un sorpresivo e insignificante paraje, ha escuchado el saludo de Francisco: PACE A TUTTI, BUONA GENTE. Y encontraste el paraíso.
Es así el camino de la Providencia. En primer lugar, aquello que vivíamos y experimentábamos en nuestro interior, como un verdadero regalo de Dios, necesitó un lugar concreto donde situarse; y así nació el Racó y empezó el Racó su magisterio.
De esta manera y a renglón seguido, descubrimos que el Racó no era un lugar, es un modo de vivir, un camino, una actitud ante todos los avatares y reflejos insospechados de la vida. Y en él, en ese camino, apareció EL HUMOR DE DIOS. Es decir, aquel soplo divino, que, al reposar en tu hogar, convierte en alegría, las penas y el pesar.
Reposa, alma y escucha:
que el Racó es un secreto camino
 donde el buen Dios sembró tu destino
que, naciendo en tu oscuridad,
 irradia de melodía tu cansino caminar.
Siembra, pues, de humor tu vida, del humor de Dios. Es ésta su semilla, que, al depositarse en tu tierra, explota, fecunda, en rayos gozosos de humilde, sencilla y alegre fraternidad.
Y... te has hecho el hermano universal, el hermano de todos... Y lo que es más hermoso: TE HAS CONVERTIDO EN HERMANO TUYO. Te has reconciliado contigo mismo. No olvides: es el punto de arranque para la verdadera fraternidad.
El grito de Dios en el Racó es fraternidad y acogida. Desde aquí arranca la verdadera dimensión de la persona humana y su verdadera restauración. Y con ellas, la fraternidad y la acogida, explota, se descubre y se expande el verdadero compromiso del servicio a los necesitados.
El grito de Dios que resuena con una fuerza vigorosa en el Racó y sus ecos llegan a tantos lugares, es éste: La vida fraterna o es fácil o es imposible. De nosotros depende el camino que elijamos. Es nuestra opción la que hace que resultado sea uno o sea el otro. El Racó simplemente siempre querrá ser reflejo del grito de Dios y una invitación a que elijas los acompañantes oportunos.
Y tu camino se convertirá en el descanso de Dios, donde los sufrimientos de los demás, de los hermanos, encontrarán su verdadero reposo en tu ardiente corazón.
Te has identificado con el grito de Dios, reflejo del Racó y expresión y claridad de un mundo reconciliado en fraternidad, y, vayas donde vayas, tú serás un verdadero Racó, como un nuevo grito de Dios al mundo de hoy de
FRATERNIDAD Y ACOGIDA. Es el paraíso soñado por Dios.
10 de Julio 2011 25 años del Racó


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