domingo, 23 de enero de 2011

LA FORMACIÓN DE UN LIDER

JULIO ALONSO AMPUERO
Uno de los personajes más conocidos de la Biblia es Moisés. Sus acciones y enseñanzas ocupan muchos capítulos. Moisés fue el hombre que realizó la gran proeza de sacar a su pueblo de la esclavitud de Egipto, de entregarle la Ley por la que debería regirse en adelante, y de conducirlo a la Tierra prometida. Moisés es el gran líder de Israel, y su memoria se mantendrá de generación en generación.
Sin embargo, el gran Moisés no surge de la nada. Ha necesitado una preparación, que Dios mismo se encarga de realizar a través de personas y circunstancias.
Ante todo, Moisés está condenado a muerte antes de nacer. Todo hebreo varón debía ser eliminado. Él salva su vida milagrosamente: de forma paradójica es adoptado por la hija del Faraón, el mismo que había decretado exterminar a los israelitas. El futuro de Israel (es decir, el instrumento de Dios para la salvación de su pueblo) ha debido antes que nada ser salvado.
Cuando crece y ve la opresión de sus hermanos, mata a un egipcio y pretende poner en paz a dos hebreos que discutían entre sí. Resultado: tiene que salir huyendo, porque el Faraón le busca para matarle, y refugiarse en el desierto. Ha tomado la iniciativa de salvar por su cuenta, y termina en el fracaso: en el desierto, donde no hay nada, donde no tiene protección y está a la intemperie, donde no significa nada para nadie.
Pero es precisamente ahí, en el desierto, donde Dios le espera para manifestarse a él y para revelarle su Nombre. Moisés tiene una experiencia intensa del Dios vivo, que le da a conocer sus planes y le envía a salvar a su pueblo. Pero antes ha tenido que descalzarse. Moisés ha entrado en terreno sagrado. Ya no es dueño de la situación como creía serlo cuando mató al egipcio para hacer de salvador. Ahora está sometido a Otro y a sus planes, que son misteriosos, como misterioso es el fenómeno de la zarza ardiendo sin consumirse.
Moisés acepta la misión, apoyado en la promesa del Dios que le ha dicho: «Yo estaré contigo». Y, sin embargo, no le vemos convencido del todo. Se va a resistir y por razones que nosotros consideraríamos muy válidas: se le encarga hablar al Faraón siendo tartamudo. Dios parece usar de la ironía. Pero el texto bíblico nos dice que el Señor se indignó por esta objeción: revelaba falta de fe. Y es que Moisés no ha cambiado del todo: el que se creía capaz de salvar a su pueblo apoyado en sus dotes y buena voluntad, ahora se siente incapaz al ver sus limitaciones. En el fondo sigue pensando que el éxito depende de él y de sus cualidades.
Por tanto, la educación debe proseguir.Cuando inicia su misión –esta vez en nombre de Dios– vuelve a fracasar. Faraón no le hace caso y la situación empeora, recrudeciéndose la opresión contra el pueblo elegido. Las cosas parecen salir al revés y el mismo pueblo –amargado por la situación– no le escucha y hasta le recrimina sus intentos de salvar.
Moisés ha tocado fondo. Moisés se queda solo. Solo ante el Dios que le ha enviado y parece que no responde. Solo ante el pueblo que le rechaza. Solo ante el Faraón que le acusa de soliviantar al pueblo. Ha tocado fondo y Dios tiene que renovarle la certeza de su vocación.
Y ahora sí, este Moisés desposeído de sí mismo será el instrumento de Dios para realizar grandes signos (las famosas plagas) No es su poder, sino el de Dios, de quien él se percibe instrumento inútil.
Pero las plagas no significan éxito inmediato.Al contrario, el Faraón se obstina y se resiste;las dificultades no cesan. Moisés tiene que ser educado en la fe y en la paciencia.
Así,cuando llegue el momento del éxodo,será el hombre de la fe. Frente a la dificultad objetiva(cerrados entre el mar Rojo y el ejército poderoso del Faraón) y frente al desaliento del pueblo (que ve todo perdido), Moisés se mantiene firme:«El Señor peleará en vuestro favor». «Se mantuvo firme como viendo al Invisible» (Hb 11,27)Y gracias a esta fe y a esta firmeza se realizó el milagro del éxodo.
Ante un mundo que valora mucho el liderazgo, la Iglesia se siente tentada a hacer lo que cualquier empresa comercial: adiestrar líderes mirando sus cualidades humanas, enseñándoles técnicas adecuadas, utilizando resortes psicológicos… La historia de Moisés nos muestra las cualidades del verdadero líder cristiano y de los caminos por lo que Dios le forma: despojado totalmente de sí y apoyado exclusivamente en la fuerza de su Dios.
(Texto bíblico: Éxodo 1-15)

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