lunes, 11 de febrero de 2013

MIÉRCOLES DE CENIZA 2013


El miércoles día 13 da comienzo un tiempo litúrgico fuerte: la cuaresma. Tiempo de preparación para vivir la celebración de la Alegría Pascual: la Resurrección de Jesús.

Sólo desde la experiencia de sentirnos amados y perdonados es cuando nos podemos poner en camino. No desaprovechemos la ocasión de hacer el bien y desear que Dios sea cada día más el centro de nuestras vidas; que eso es lo que mira el Señor, desde la sencillez y la humildad.

Como nos dice Ángel Moreno de Buenafuente: "Es tiempo de que se nos conmuevan las entrañas en favor de los que tienen menos, tiempo de compartir los bienes con el hecho generoso de la limosna y con la solidaridad del corazón por la austeridad, la vida sobria y servicial. La ascesis, el ayuno, la penitencia no son expresiones negativas cuando se viven en relación con Otro y cuando se contempla a quien nos precede, a quien va por delante en el padecer, como diría Santa Teresa. La oración nos permite la experiencia de comunión con Cristo. La fe se mantiene con la oración, porque la oración es la respiración de la fe."

Origen de la costumbre 

Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse. 

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada. 

También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno. 

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Las cenizas, lejos de ser un gesto pesimista y desalentador, guardan en su interior la esperanza de la salvación. Un tesoro que sólo nos da Dios a través de la puesta en práctica de su Palabra, que es Palabra de Vida.

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