lunes, 8 de julio de 2013

LUMEN FIDEI

Colección: ENCICLICAS-DOCUMENTOS
Formato: 11 x 18 cm.
Páginas: 96

SINOPSIS
La primera encíclica del papa Francisco tiene por título La luz de la fe, expresión con la que la tradición de la Iglesia ha denominado el inmenso don de Jesús, venido como luz al mundo según el evangelio de Juan. Estas consideraciones, escritas en el contexto del Año de la Fe y en continuidad con el Magisterio de la Iglesia, se suman a las encíclicas de Benedicto XVI sobre la caridad y la esperanza y recogen las aportaciones de ambos pontífices -Francisco y Benedicto- que, como sucesores de Pedro, están siempre llamados a confirmar a los hermanos en el inconmensurable tesoro de la fe con la que Dios ilumina el camino de todos los hombres. Con esta primera encíclica el papa Francisco quiere recuperar el carácter de luz propio de la fe, que posee la capacidad de iluminar y transformar toda la existencia del ser humano, y nos señala a todos a María, Madre de Dios, como imagen perfecta de la fe.

Concebida para la conclusión del Año de la Fe, la renuncia papal y el cónclave han provocado que finalmente fuera firmada por Francisco. Al respecto el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, nos dice que se trata de un texto “plenamente del papa Francisco”.

LUMEN FIDEI

Encíclica Lumen Fidei

El Papa Francisco se mueve rápido, y ha podido presentar su primera encíclica a menos de cuatro meses de su elección gracias a que el trabajo estaba «prácticamente completado» por Benedicto XVI, cuya solidez teológica se nota en cada página de un documento enriquecido con el afecto y el calor vital de su sucesor.

Tras el rezo del Ángelus dominical, desde la ventana del palacio apostólico, Francisco explicó que el pasado viernes fue publicada la encíclica sobre la fe Lumen Fidei (La luz de la fe) que Benedicto XVI había iniciado y él terminó.
"La ofrezco con alegría a todo el Pueblo de Dios, especialmente ahora que necesitamos ir a lo esencial de la fe cristiana, profundizar en ella y compararla con las problemáticas actuales", explicó.
"Pero pienso -añadió- que al menos en algunas partes puede ser útil a quien está buscando a Dios y el sentido de la vida".

«La Luz de la Fe» completa el cuadro de las virtudes teologales que Benedicto XVI había iniciado con sus encíclicas sobre la esperanza y la caridad, pensando en dejar la fe para este momento: el cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II, celebrado con el Año de la Fe que se clausura el próximo 24 de noviembre.

Jesucristo, el verdadero «testigo fiable»

El primer capítulo presenta la fe de Jesucristo, el verdadero «testigo fiable» que revela cómo es Dios y que nos ayuda a verlo del modo en que él mismo lo veía, como Padre. Pero la fe no es sólo conocimiento, «es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación».

El segundo capítulo, más práctico, aborda la relación entre «fe y verdad», y también entre «fe y amor». El Papa Francisco advierte que «la fe, sin verdad, no salva. Se queda en una bella fábula, la proyección de nuestros deseos de felicidad». Al mismo tiempo, se traduce en amor a Dios y a los demás. Por eso, la fe no es intransigente, y el creyente no es arrogante, sino que practica de modo natural el diálogo.

El capítulo tercero se centra en la evangelización, pues la fe es para difundirla, y en el modo en que todo se refuerza gracias a los sacramentos del bautismo y la eucaristía.

Por último, el capítulo cuarto se refiere al bien común, es decir, al modo de organizar la sociedad según los criterios de la fe, con detalles sobre el modo de vivirla en la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, en las relaciones sociales, en el respeto a la naturaleza que es manifestación de Dios– y en los momentos difíciles del sufrimiento y de la muerte.

El Papa Francisco concluye con una hermosa oración poética en la que pide a la Virgen: «Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado. Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús para que él sea luz en nuestro camino».

COHERENCIA DE VIDA

El papa Francisco se dirigió este sábado a 6.000 seminaristas y novicias reunidos en el Vaticano y en un discurso totalmente improvisado pidió que la Iglesia no siga la riqueza y los religiosos sean coherentes con su voto de pobreza.

"En este mundo en que las riquezas hacen tanto daño", dijo el pontífice, "los curas y las monjas tenemos que ser coherentes con la pobreza. Cuando vemos que el primer interés de una institución parroquial o educativa es el dinero, esto es una gran incoherencia", afirmó.

El papa, que habló durante casi una hora a los seminaristas y novicios reunidos en el Aula Pablo VI del Vaticano con motivo de una iniciativa enmarcada en el Año de la Fe, aseguró que a los jóvenes les "asquea" ver a un cura o una monja que no es coherente.

Cuando afrontó el tema de la coherencia y la autenticidad como características tienen que tener los religiosos, el papa aseguró: "Justamente a vosotros, jóvenes, os asquea cuando un cura o una monja no son coherentes".
Evangelizar 'con el ejemplo'

El pontífice, como ya había recordado en otras ocasiones, aseguró que los religiosos, "como decía San Francisco, tienen que evangelizar primero con el ejemplo y luego con las palabras".

En su sermón, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos y las risas, Francisco, reiteró en varias ocasiones la necesidad de la pobreza en la Iglesia y aseguró que le "duele cuando ve a una monja o un cura con el último modelo de coche".

"Yo sé que el coche es necesario porque hay que hacer mucho trabajo e ir de aquí a allá, pero es mejor un coche humilde si os viene la tentación de un buen coche, pensad a los niños que se mueren de hambre", agregó.

La intervención del papa se produce justo una semana después de que monseñor Nunzio Scarano -conocido como 'monseñor 500 euros'- fuera detenido por orden de la Fiscalía de Roma bajo la acusación de fraude y de corrupción. Su arresto provocó la dimisióndel director y subdirector del Banco Vaticano.

Ser felices. El papa Francisco también abogó para que los futuros curas y monjas sean personas felices, y arrancó las risas de los presentes al explicar que "un religioso no puede tener cara de guindilla en vinagreta".

Sobre el voto de castidad, el papa aseguró que "no termina en el momento del voto" y que los curas y monjas pueden ser "madres y padres pastorales, de una comunidad".

El papa también criticó la que llamó "actual cultura de lo provisional" y que hace decir: "Yo me caso hasta que dura el amor" o "seré monja sólo por unos años".

"Esta cultura de lo provisional nos afecta a todos. En mis tiempos era más fácil porque la cultura favorita era la de lo definitivo", explicó.

El papa bromeó sobre la duración de esta audiencia al preguntar cuánto tiempo tenían a disposición y Monseñor Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo por la promoción de la nueva evangelización, contestó "que podían estar hasta mañana".

"Pues si podemos estar hasta mañana traerles un bocadillo y una Coca-Cola a todos", continuó la broma, arrancando un aplauso y las risas de los seminaristas.

El papa también instó a los próximos curas y monjas a no hablar mal de los demás, de dejar al lado "los cotilleos" porque son "sólo fruto de los celos y las envidias".

También les aconsejó que no "practiquen el deporte" de los curas más ancianos, el del lamentarse, y les dijo: "No sigáis a la diosa de la Queja. Sed positivos, continuad la vida espiritual y ir a encontrar a las personas, sobre todo aquellos más desafortunados".

El papa termino pidiéndoles que recen por él porque también es "un pobre pecador".

jueves, 4 de julio de 2013

Breve reseña de sor Carmen Carrión





VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A LAMPEDUSA

El Papa Francisco viajara el 8 de julio la isla italiana de Lampedusa, punto de llegada de miles de inmigrantes irregulares que llegan de África y Asia. Será una breve pero intensa visita. El Papa, profundamente afectado por los naufragios que ocurren con frecuencia, desea rezar por los que han perdido la vida en el mar, visitar a los supervivientes y refugiados, animar a los habitantes de la isla y a hacer un llamamiento a la responsabilidad de todos, para que se ocupen de estos hermanos y hermanas en extrema necesidad".
Don Stefano Nastasi, párroco de S. Gerlando, en Lampedusa:
"La visita a Lampedusa debe leerse en las palabras pronunciadas por el Papa durante la Semana Santa, cuando nos invitó a ir hacia las periferias geográficas, pero también existenciales.
El Papa viene también para alentar a los habitantes de Lampedusa que necesitan ser confirmados en la lógica de la caridad y de la hospitalidad pequeña, espontánea, cotidiana. Una acogida, quizá poco organizada, pero dictada por el corazón. Creo que Francisco, hablando a nosotros, hablará a toda la Iglesia, para decir que cree en la caridad, cree que el amor sigue siendo posible. Muchos han perdido la confianza. Pero hay que recuperar la conciencia de que la caridad y el compartir pueden multiplicar lo poco que tenemos o lo poco que somos, y hacer que se convierta en comunión para todos”.

miércoles, 3 de julio de 2013

SIN MIEDO A LA NOVEDAD

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

El Papa Francisco está llamando a la Iglesia a salir de sí misma olvidando miedos e intereses propios, para ponerse en contacto con la vida real de las gentes y hacer presente el Evangelio allí donde los hombres y mujeres de hoy sufren y gozan, luchan y trabajan.

Con su lenguaje inconfundible y sus palabras vivas y concretas, nos está abriendo los ojos para advertirnos del riesgo de una Iglesia que se asfixia en una actitud autodefensiva: “cuando la Iglesia se encierra, se enferma”; “prefiero mil veces una Iglesia accidentada a una que esté enferma por encerrarse en sí misma”.

La consigna de Francisco es clara: “La Iglesia ha de salir de sí misma a la periferia, a dar testimonio del Evangelio y a encontrarse con los demás”. No está pensando en planteamientos teóricos, sino en pasos muy concretos: “Salgamos de nosotros mismos para encontrarnos con la pobreza”.

El Papa sabe lo que está diciendo. Quiere arrastrar a la Iglesia actual hacia una renovación evangélica profunda. No es fácil. “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros, si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida según nuestros esquemas, seguridades y gustos”.

Pero Francisco no tiene miedo a la “novedad de Dios”. En la fiesta de Pentecostés ha formulado a toda la Iglesia una pregunta decisiva a la que tendremos que ir respondiendo en los próximos años: “¿Estamos decididos a recorrer caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheraremos en estructuras caducas que han perdido la capacidad de respuesta?

No quiero ocultar mi alegría al ver que el Papa Francisco nos llama a reavivar en la Iglesia el aliento evangelizador que Jesús quiso que animara siempre a sus seguidores. El evangelista Lucas nos recuerda sus consignas. “Poneos en camino”. No hay que esperar a nada. No hemos de retener a Jesús dentro nuestras parroquias. Hay que darlo a conocer en la vida.

“No llevéis bolsas, alforjas ni sandalias de repuesto”. Hay que salir a la vida de manera sencilla y humilde. Sin privilegios ni estructuras de poder. El Evangelio no se impone por la fuerza. Se contagia desde la fe en Jesús y la confianza en el Padre.

Cuando entréis en una casa, decid :”Paz a esta casa”. Esto es lo primero. Dejad a un lado las condenas, curad a los enfermos, aliviad los sufrimientos que hay en el mundo. Decid a todos que Dios está cerca y nos quiere ver trabajando por una vida más humana. Esta es la gran noticia del reino de Dios.