miércoles, 9 de octubre de 2013

MEDALLA AL MERITO SOCIAL: MERCEDARIOS


La Orden de la Merced, Medalla de Oro al Mérito Social, del Ministerio del Interior

El día 24 de septiembre, fiesta de la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona, de Jerez de la Frontera y de las cárceles españolas, el ministro del Interior, Don Jorge Fernández, ha tenido a bien conceder la medalla de oro al Mérito Social a la Orden de la Merced por su compromiso social en su labor pastoral en las cárceles españolas.

El ministro, acompañado de todo su equipo asistió a una Eucaristía de oración por los presos y manifestó al superior y párroco de la comunidad, el P. Alejandro Fernández Barrajón, expresidente de CONFER, que deseaba recuperar una tradición que se había perdido en los últimos años.

Terminada la Eucaristía, la comunidad mercedaria se trasladó al Ministerio de Sanidad, donde recibió de manos del ministro la medalla de oro y el diploma que lo acredita. En medio de una gran cantidad de invitados y periodistas que llenaban el salón de actos, el P. Leoncio López Casillas, secretario provincial de la Merced de Castilla, recibió entre aplausos la medalla de oro.

Es de subrayar que las autoridades civiles reconozcan y apoyen la labor social que tantos religiosos y religiosas desempañan en España al servicio de los más marginados de la sociedad. El ministro destacó en su discurso, este compromiso de la Orden de la Merced con los cautivos de ayer y con las nuevas formas de cautividad de hoy, desde su fundación en Barcelona, hace ahora casi 800 años.

Una eficaz aparición de la Virgen


El 10 de agosto de 1218, san Pedro Nolasco fundó en Barcelona la Orden de la Virgen María de la Merced de la redención de los cautivos, con la participación del rey Jaime I de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou.



Según un relato del año 1400 la Virgen se había aparecido a Pedro Nolasco diciendo: "Yo soy María, aquella en cuyo vientre asumió la carne el Hijo de Dios, tomándola de mi sangre purísima, para reconciliación del género humano. Soy aquella a la que dijo Simeón. cuando ofrecí mi Hijo en el templo: Mira que éste ha sido puesto para ruina y resurrección de muchos en Israel; ha sido puesto como signo de contradicción". 

A continuación, la Virgen le encomendó su misión: "es voluntad de Dios que se funde una orden de ese tipo en honor mío; será una orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel (es decir, entre los cristianos) y serán signo de contradicción para muchos."

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